domingo, 20 de mayo de 2012

“Cada semana soy más pobre y tengo más miedo”


Artículo de ENRIC GONZÁLEZ (ENVIADO ESPECIAL) publicado en “EL PAIS” el 19/05/12
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/19/actualidad/1337446569_992887.html

Resumen y extracto del artículo publicado. De este artículo se puede extraer o pensar lo que puede deparar el nuevo orden capitalista. ¿Volvemos a la explotación del género humano sobre el género humano?

La ruina es terrible. La humillación es aún peor. Los griegos, gente orgullosa, se sienten reducidos a la condición de parias, acosados por las acreedores y traicionados por sus políticos. Su economía se asfixia desde hace dos años y en el futuro sólo puede empeorar.

“El fracaso de las elecciones del 9 de mayo, con un Parlamento que ha durado 24 horas porque era ingobernable, me hace pensar que vienen días peores. Por delante sólo tenemos temor e incertidumbre”. Panaiotis Durlis, actor y director, fue durante siete años miembro del Teatro Nacional de Grecia y, por tanto, funcionario. Ya no hay teatro público por falta de dinero y el actor-funcionario Durlis ha sido asignado a la Fundación de la Ciudad de Atenas para las Personas sin Hogar. Ahora prepara representaciones teatrales con desempleados. “Es una forma de mantener la dignidad de estas personas”, dice, “y de mostrarles que con trabajo se puede salir adelante”.

Los salarios públicos han sido recortados de forma drástica. Tras los antiguos excesos (un chófer ministerial podía ganar 4.300 euros mensuales), el otro extremo: el salario de un profesor de primaria ha pasado de 1.200 a 600 euros. Los enfermos tienen que pagar sus propias medicinas, y confiar en que el Estado les reintegre algo algún día. En dos años han cerrado más de 500.000 pequeños negocios. Las tiendas están vacías. Los bancos sufren una continua sangría de depósitos y en cualquier momento puede desatarse un pánico colectivo que acabe con el sector financiero y con el euro. El dinero casi ha dejado de circular.

Boupalos solía ingresar unos 2.000 euros netos. Ahora no ingresa nada. Como Yanis, cuyo comercio de óptica permanece paralizado: ni entra ni sale género. “Cada semana soy más pobre y tengo más miedo. ¿Dónde llegaremos? ¿No podremos ni comer? Es terrorífico”, señala.

Junto a quienes se remiten a cuestiones culturales y a un choque norte-sur para explicar la situación, están quienes señalan al capitalismo como culpable. Como Isabella y Arguiró, ambas de 22 años y ambas estudiantes de arquitectura en la Escuela Politécnica. “El sacrificio de los más débiles forma parte del sistema capitalista”, explica Isabella, que se niega a sentirse parte de una “generación sacrificada” por el saneamiento económico. “No podemos dejarnos llevar por la tristeza y la ansiedad que vemos en casa, tenemos que pensar que el futuro, de alguna manera, será mejor que el presente”, indica. Tanto Isabella como Arguiró contemplan, sin embargo, la posibilidad de emigrar tras conseguir la licenciatura. “Con tanta inseguridad es imposible descartar opciones”, dice Arguiró.

El hundimiento de Grecia ha provocado ya tragedias personales. Privadas en su mayoría, con dos grandes excepciones. La primera, en 2003, cuando la crisis era más moral que económica: el suicidio de Roubini Stathea, responsable de desarrollo urbanístico en el Gobierno. Dejó una nota en la que expresaba la esperanza de que su muerte sirviera para que los funcionarios fueran “un poco más trabajadores; los políticos, un poco más honestos; los jueces, un poco más creíbles; los periodistas, un poco menos carnívoros”. La más reciente, el pasado 4 de abril, el suicidio del pensionista Dimitris Christoulas en la plaza Syntagma, epicentro de las protestas en Atenas. Christoulas murió de un tiro con un papel en la mano en el que explicaba que prefería morir antes que rebuscar entre la basura para alimentarse.

Artículo completo:
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/19/actualidad/1337446569_992887.html