jueves, 7 de junio de 2012

¿Hacia dónde mirar sin sentir náuseas?


Artículo publicado en la Hoja Semanal – Trabajadores / as de la Enseñanza de CC.OO. en la provincia de Cádiz Nº 36 Del 4 al 8 de junio de 2012

¿Hacia dónde mirar sin sentir náuseas?


En estos convulsos días, cuando el terremoto financiero ha alcanzado ya la magnitud 9 de la escala de Richter, nos preguntamos si los ciudadanos nos merecemos la falta de empatía que los poderes públicos tienen con nosotros. No tenemos derecho a saber nada, sólo a sacrificar derechos, ¿a cambio de qué?, ¿hasta cuándo estamos obligados a realizar actos de fe? Se está liquidando nuestro estado del bienestar a pasos agigantados mientras sentimos náuseas al observar lo que está ocurriendo. En el mundo de las finanzas, los que aún no tienen los bolsillos llenos, están poniendo sus beneficios a buen recaudo en bancos suizos, mientras piden a los ciudadanos que no retiren sus ahorros bancarios. En abril la jefatura del Estado se balanceaba sobre la tela de una araña, en su caída rompió el caparazón palaciego que la cubría y por más pegamento que se le intente untar,  ya no tiene remedio, mucha gente se pregunta si esta reliquia del pasado tiene ya sentido. El gobierno no controla nada, genera desconfianza en los ciudadanos, también en los mercados y organismos internacionales, sólo intenta mantenerse en el poder caiga quien caiga, su máxima preocupación es Merkel, ¿hasta cuándo resistirá antes de que esta señora nombre a un tecnócrata para gobernarnos? Lo peor, el precio que habrá pagado la ciudadanía antes de que esto ocurra. Tampoco el poder judicial está para tirar cohetes, el Supremo se solidariza con Divar, todo un ejemplo. Y si miramos a la Iglesia, que aún no ha censurado la liquidación del estado del bienestar, la indigencia a la que se está condenando a la ciudadanía por la aplicación de políticas injustas, la corrupción política…, también vemos como, lejos de estar defendiendo al que lo está pasando mal, se sitúa sectariamente al lado del poder, sacando tajada de donaciones, invirtiendo en bolsa, haciendo caja con ventas de terrenos e inmuebles, comprando participaciones en empresas (algunas bochornosas como la que se ha conocido de una revista pornográfica)… En definitiva, resulta vergonzoso, que mientras esto ocurre hay millones de ciudadanos, humillados, engañados y ofendidos, por esta gentuza.