Publicado en la Vozdigital.es de Cádiz
http://www.lavozdigital.es/cadiz/prensa/20120410/opinion/vientos-desguace-20120410.html
La virulencia con la
que actualmente se nos manifiesta el dominio del poder económico sobre la
política, hace que olvidemos algo decisivo para entender lo que nos está
pasando: que todo ello no es consecuencia de una determinada coyuntura, sino
debido a que la esencia de nuestro modelo, de nuestro sistema, descansa no en
los derechos, sino en las desigualdades; no en la solidaridad, sino en la
competencia; no en la soberanía popular, sino en el dominio de los más fuertes;
no en el equilibrio y la sensatez, sino en el disparate y en el afán de lucro
de unas élites mediocres e insolidarias; no en unas leyes 'sabias y justas',
sino en un ordenamiento jurídico sabiamente diseñado para justificar
privilegios injustificables.
En definitiva, todo
ello hace que vivamos 'en medio de una falacia descomunal', como bien lo
expresó Viviane Forrester en su libro 'El horror económico', escrito hace ya
más de una década, y en el que su autora adelantaba muchas de las cosas de tan
nefasta actualidad en estos momentos. El arrinconamiento interesado de la
política (entendida esta como instrumento para dotarnos de un orden justo, para
regular una convivencia en igualdad) y la consiguiente prevalencia de
ilegítimos intereses económicos, está teniendo como consecuencia un desbarajuste
de proporciones aún imprevisibles. De ahí no ya el miedo, sino el horror que
nos produce el inmediato futuro.
Tanto la
Socialdemocracia como la Unión Europea, por citar sólo dos importantes logros
del pasado siglo XX, se deshacen hoy abatidos por el empuje arrollador de los
mercados, precisamente porque ambas construcciones no fueron dotadas en su día
de sólidos cimientos políticos, sino que para fundamentarlas se utilizó un
endeble entramado de intereses y estrategias de inspiración económica que, al no
ser ya funcionales al capitalismo desatado de nuestros días, amenazan con
arruinar dos realidades sobre las que tantas esperanzas se pusieron.
Esperanzas que mueren
un poco más cada día con el triunfo de la tecnocrática ceguera de ese
recalcitrante pensamiento contable, genéticamente instalado en nuestro sistema,
y que últimamente ha decidido tomar en sus manos los restos de poder y de
derechos que aun quedaban a la ciudadanía 'democrática', dejándonos así poco
más que el recurso al pataleo, y aun ello 'dentro de un orden'. Tiene razón el
cantautor Luis Eduardo Aute: soplan vientos de desguace.
@jaime pastor rosado
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